By Graciela Landa Pichiyá, Child Aid National Director
Last Sunday, the world watched as Guatemalan President-Elect Bernardo Arévalo was to take office after months of legal efforts by his political enemies to derail his presidency, including last-minute stalling by corrupt leaders who kept the entire nation anxiously waiting.
I watched alongside my countrymen as thousands of supporters gathered in front of Guatemala City’s emblematic Plaza de la Constitución. But day turned into night with no ceremony. Tensions grew. I felt rushes of hope, joy, disappointment and anger as hours passed. Hundreds of protesters tried to break into the congressional buildings to get an explanation for the long delay. More than 500 riot police used shields to push the crowd back. I heard screams. Hours passed.
For a moment, I was desperate! I believed the corrupt government’s long-held plan to derail Arévalo’s presidency was working, and that they were destroying the will and voice, the sovereignty and democracy of my country.
Finally, in the dark, early hours of Monday morning, Bernardo Arévalo was sworn in as president. His ascension signals the brightest dawn for Guatemala!
Arévalo is a progressive academic who says he will face-off with Guatemala’s deeply embedded corrupt leaders. In his first public address to the Guatemalan people, Arévalo said, “There cannot be democracy without social justice and social justice cannot prevail without democracy.”
Arévalo’s spoken philosophy that everyone has the right to a quality education aligns perfectly with Child Aid’s ethos. My dearest hope is that Arévalo’s speeches are not empty words, but will lead directly to urgent action focused on keeping children, especially indigenous girls, in school and learning.
I feel very happy with my nation’s new government. For the first time, corrupt officials have been roundly defeated. Guatemala is at the beginning of a new spring. The people have high expectations, and I hope we are not disappointed again.
Elecciones guatemaltecas: el día en que nuestra nación contuvo la respiración
Por Graciela Landa Pichiyá, Directora Nacional de Ayuda a la Infancia
El domingo pasado, el mundo vio cómo el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, iba a asumir el cargo después de meses de esfuerzos legales por parte de sus enemigos políticos para descarrilar su presidencia, incluyendo demoras de último minuto por parte de líderes corruptos que hicieron esperar ansiosamente a toda la nación.
Observé junto a mis compatriotas cómo miles de simpatizantes se reunían frente a la emblemática Plaza de la Constitución de la Ciudad de Guatemala. Pero el día se convirtió en noche sin ninguna ceremonia. Las tensiones aumentaron. Sentí oleadas de esperanza, alegría, decepción e ira a medida que pasaban las horas. Cientos de manifestantes intentaron irrumpir en los edificios del Congreso para obtener una explicación por el largo retraso. Más de 500 policías antidisturbios utilizaron escudos para hacer retroceder a la multitud. Escuché gritos. Pasaron las horas.
¡Por un momento estuve desesperada! Creí que el plan de larga data del gobierno corrupto para descarrilar la presidencia de Arévalo estaba funcionando y que estaban destruyendo la voluntad y la voz, la soberanía y la democracia de mi país.
Finalmente, en la oscuridad de la madrugada del lunes, Bernardo Arévalo prestó juramento como presidente. ¡Su ascensión señala el amanecer más brillante para Guatemala!
Arévalo es un académico progresista que dice que se enfrentará a los líderes corruptos profundamente arraigados de Guatemala. En su primer discurso público al pueblo guatemalteco, Arévalo dijo: “No puede haber democracia sin justicia social y la justicia social no puede prevalecer sin democracia”.
La filosofía hablada de Arévalo de que todos tienen derecho a una educación de calidad se alinea perfectamente con el espíritu de Child Aid. Mi mayor esperanza es que los discursos de Arévalo no sean palabras vacías, sino que conduzcan directamente a medidas urgentes centradas en mantener a los niños, especialmente a las niñas indígenas, en la escuela y aprendiendo.
Me siento muy feliz con el nuevo gobierno de mi nación. Por primera vez, los funcionarios corruptos han sido derrotados rotundamente. Guatemala está al inicio de una nueva primavera. La gente tiene grandes expectativas y espero que no nos decepcionemos nuevamente.